lunes, 16 de marzo de 2015

No name


Capitulo I

Lizzie Bradbury



¡Elizabeth! Regresa aquí de inmediato, es hora de cenar, si no, no habrá pay de manzana para ti jovencita. –Vamos Gunther, cena conmigo, harías mucho mas agradable la cena.- Gunther ronroneó y luego desapareció en la oscuridad. -¡Elizabeth no te llamo más! – Allá voy madre. Hizo un ademán
Mientras la cena transcurría, Lizzie solo pensaba que era hora de que buscara una aventura, ya había leído demasiado y quería experimentar lo que estaba en tantos libros, ya estaba decidido, al día siguiente recorrería la ciudad en busca de aventuras.
Pin pin pin, sonó la alarma, el aroma de los lirios y las margaritas del jardín invadieron la habitación, a decir verdad, Elizabeth Bradbury de 18 años era una joven muy extraña para su edad, siempre estaba ahorrando para ampliar su biblioteca, tenia ejemplares de todos los géneros, y de su favorito (fantasía) se podría decir que tenía millares, su único amigo era Gunther, un gato negro, hacía lo que le daba la gana, venía e iba cuanto quería, pero cada vez que Lizzie lo necesitaba siempre estaba ahí, el gato era tan extraño como ella. Lizzie quería ganarse la vida haciendo lo que mas le gustaba: leer. Su madre decía que había perdido la cabeza, pero ella no perdía las esperanzas, mientras esperaba a que eso pasara, tenía un trabajo de medio tiempo en una papelería lo que le permitía estudiar en las tardes literatura en la Escuela Universitaria de Londres.
Con un gran bostezo y una gigantesca taza de latte, decidió empezar su mañana, con cada movimiento que hacía dejaba un rastro de ternura, saludó a su madre con un beso, tomó su bolso y salió, con  brinquitos de felicidad, Eli era de esas personas que tienen una sonrisa magnética,  pero como muy pocas veces la dejaba escapar la tildaban de amargada.
Estuvo deambulando por infinitas calles de Londres sin un destino fijo, de pronto se tropezó con Daunt Books una librería de la calle de Marylebone High, quedó hipnotizada, entró, era como de película, del estilo mas clásico, se acercó al mostrador y quedó cautivada, no precisamente por los libros, sino de este chico, de cabellos largos y ondulados color negro azabache, con una voz melodiosa y dulce, se acercó a ella para preguntarle que deseaba, Lizzie, muda, dio la vuelta y se fue, ella sabía que tenía que volver.
Regresó a casa un poco decepcionada de su actitud, pero al conversar con Gunther ese sentimiento se disipó rápidamente. Gunther asentía cuando el creía que tenía razón y cuando no, maullaba, así se comunicaban.

Hermoso gatito negro, ¿te molesta si te llamo así? –Miauu- esta bien Gunther, dime que piensas de el, viste su mirada, sentí que atravesó todo mi ser, debo volver allí, pero que diré si me reconoce, ahh que va, no lo hará atenderá mas de mil personas por día. Gunther asintió. De tantos disparates que se les ocurrieron a estos dos, se quedaron profundamente dormidos.